Tras el fallecimiento del presidente de la Eurocámara, David Sassoli, el martes 11 de enero, las banderas de las instituciones en Bruselas ondearon a media asta por el veterano socialdemócrata italiano, que falleció en la madrugada a los 65 años en el hospital de Aviano tras dos semanas ingresado por una complicación grave en su sistema inmunitario. Le quedaban escasos día para terminar su mandato.
En cada esquina de la Eurocámara, el eco recogía ayer un sentimiento común: David Sassoli era un hombre bueno, de fuerte convicción social y que nunca dejó de promover su visión de una Europa más solidaria con los olvidados, como los migrantes, los jóvenes en paro o las mujeres en situación vulnerable.
Su talante conciliador le sirvió para buscar consensos en un hemiciclo polarizado a su llegada a la presidencia en el 2019. En su último mensaje público, el 23 de diciembre, remarcó que «el deber de las instituciones europeas es proteger a los más débiles» tras la pandemia.